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Agenda 2030: El Perú tiene 12 años para eliminar la pobreza

Agenda 2030, Personas

“Hay lugares donde llega cerveza antes que medicina estatal”, dijo Fernando Tamayo, gerente de Yaqua. Según la Agenda 2030, Perú tiene 12 años para eliminar la pobreza, y el rol corporativo es vital

En el 2015, el Perú y otros 149 países miembros de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), aprobaron la implementación de la Agenda 2030, la cual contiene 17 objetivos de desarrollo sostenible (ODS) que establecen metas universales que combinan el crecimiento económico con la resolución de necesidades sociales y ambientales, que se esperan alcanzar dentro de 12 años.

De estos objetivos, el primero, que es a la vez el que ha venido comandando desde hace varias décadas los esfuerzos de la ONU, es ponerle fin a la pobreza.

En este sentido, si bien es muy temprano para cantar victoria, en el Perú la tasa de pobreza del 2006, calculada en 49,1%, bajó hasta 20,7% para el 2016. Sin embargo, debido a la aún notoria vulnerabilidad de la clase media emergente y la posibilidad de que vuelva a la pobreza, el rol del sector privado es clave para aspirar a continuar con la tendencia positiva, señala Carolina Trivelli, economista principal del Instituto de Estudios Peruanos (IEP).

“El sector privado tiene la responsabilidad de generar trabajo de calidad. Pero además, puede llegar a áreas alejadas donde el Estado no está e identificar cómo apalancar recursos para resolver temas de escasez de la zona”, afirma a Día1 la también ex ministra de Desarrollo e Inclusión Social del Perú.

Asimismo, para la directora de Conocimiento de Perú 2021, Inés Ciancaglini, no es suficiente el crecimiento económico empresarial si es que este no es inclusivo.

“Las empresas han empezado a tener una nueva mirada del desafío de la pobreza desde una óptica empresarial y no filantrópica”, detalló Ciancaglini.

Según informó a la ejecutiva de Perú 2021 en base a un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo, la base de la pirámide en el Perú representa el 62% de la población, lo que implica 19 millones de potenciales consumidores y un mercado de US$43.000 millones.

“Es un modelo de gana – gana para las empresas que muestren interés. La idea es que funcionen como creadoras de soluciones en las comunidades donde operan y su entorno”, sostuvo.

MÁS ALLÁ DEL NEGOCIO

Ir un paso más allá de la búsqueda de ganancias monetarias es un requisito clave en este esfuerzo.

Para Juan Carlos Vidal, socio en KPMG, desde que una empresa existe, el solo hecho de crear oportunidades laborales ya es un elemento que contribuye en la lucha contra la pobreza.

“Aunque sea de manera inconsciente, el inicio de una empresa formal, con la oferta laboral que conlleva esto, ya significa un paso más para reducir la pobreza monetaria. Mientras más actividad empresarial sostenible haya en un país, menor va a ser el índice de pobreza en este”, explica Vidal.

De acuerdo a KPMG, empresa que lidera la iniciativa Perú por los Objetivos de Desarrollo Sostenible, junto con El Comercio, la ONU y Perú 2021, son tres los ángulos operacionales que contribuyen con este primer ODS: alianzas con las ONG para impartir conocimiento y orientación vocacional en jóvenes de provincias que recién salen del colegio; programas de responsabilidad ambiental y filantropía a través de donaciones y ayuda en casos de desastres, como durante las épocas de friaje o eventos como El Niño costero.

ELIMINANDO LA POBREZA COMO NEGOCIO

Al esfuerzo de estas empresas se suma también lo que en un inicio fue un emprendimiento social, Yaqua, compañía ya consolidada que para reducir la desigualdad del país, destina el 100% de las utilidades de la venta de agua embotellada al financiamiento de proyectos hídricos para las zonas pobres.

“Hay lugares donde llega la cerveza antes que la medicina estatal. A estos lugares, que los llamamos comunidades invisibles, es adonde apuntamos”, señala el gerente general de Yaqua, Fernando Tamayo.

Según el ejecutivo, en un principio tenían 30 puntos de venta, y ahora, cuatro años después, ya van en 2.400. Esto les ha permitido realizar proyectos de acceso al agua en Cajamarca, Huancavelica, Chachapoyas, Iquitos y Ayacucho.

“Buscamos convertir a los consumidores en agentes de cambio en el momento en que adquieren el producto. La idea es que ayudar con este ODS se convierta en un hábito”, concluye.


(Este artículo fue publicado previamente en El Comercio)