Según la Agenda 2030, elaborada por la ONU, el Perú debería poner fin a la pobreza para dicho año. Para cumplir esta meta, es fundamental impulsar los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Hace diez años, aproximadamente una de cada dos personas en el Perú vivía por debajo de la línea de la pobreza monetaria. Hoy, en el Día Internacional de Erradicación de la Pobreza, las 7’204.000 personas que pudieron salir de esa situación en este período, así como la reducción de más de 70% de la tasa de pobreza extrema, consolidan al Perú como un caso de éxito regional en cuanto a la lucha contra este flagelo.
“En los años cuando más crecíamos, el componente más importante [en la reducción de la pobreza] era justamente el crecimiento económico. Cuando este empieza a descender, la inversión en programas sociales focalizados pasó a ser más importante”, afirma Hugo Ñopo, economista e investigador principal del Grupo de Análisis para el Desarrollo (Grade).
Sin embargo, es temprano para cantar victoria. Pasar de una tasa de pobreza de 49,1% en el 2006 a una de 20,7% en el 2016 no garantiza que esta tendencia vaya a continuar. Incluso, podría revertirse.
“La cadencia natural de lo que venimos haciendo no va a ser suficiente para seguir mejorando. Tenemos una clase media emergente que es vulnerable y que ante cualquier eventualidad, como El Niño costero, puede volver a la pobreza”, señala Carolina Trivelli, economista principal del Instituto de Estudios Peruanos (IEP).
“Si me aumentan el sueldo y así supero la línea monetaria de la pobreza; pero sigo cocinando con leña, no tengo acceso al agua ni energía eléctrica, tengo muchas probabilidades de volver a la misma situación”, afirma Trivelli.
OBJETIVOS COMUNES
En el 2015, el Perú, como miembro de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), aprobó la implementación de la Agenda 2030, la cual contiene 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), que establecen metas para poner fin a la pobreza para el 2030.
“Los ODS tienen 169 indicadores que permiten pensar en la pobreza de una manera multidimensional y ya no solo como un fenómeno exclusivamente monetario”, comenta María del Carmen Sacasa, coordinadora residente de la ONU en el Perú.
Si bien la pobreza monetaria (tener ingresos suficientes para alimentación y gastos esenciales) suele ser la medida oficial para registrar esta condición, Trivelli coincide con Sacasa en que es momento de empezar a abordarla de una manera más sofisticada.
Objetivos como la igualdad de género, educación de calidad y energía asequible y no contaminante son algunos de los 17 ODS que, desde enero del 2016, el Perú ha implementado de la mano de la ONU.
“El lema de la Agenda 2030 es no dejar a nadie atrás. Así, los ODS han sido formulados tratando de abarcar todo el espectro de la pobreza y pensando, también, en los grupos vulnerables de la sociedad, los cuales, en el Perú, incluirían al sector de afroperuanos, mujeres, niños e indígenas”, afirma Sacasa.
Durante la última campaña presidencial, la ONU trabajó con los diferentes partidos políticos para que incorporasen los ODS en sus planes de gobierno. Solo así, señala Sacasa, se podrá identificar dónde están las mayores disparidades del país y diseñar las políticas públicas sobre esa base.
“El Perú está avanzando, aunque todavía presenta muchas desigualdades. Nuestro Índice de Desarrollo Humano (IDH) muestra que el Perú está clasificado como un país con un desarrollo humano medio-alto, registrando un puntaje de 0,73 [el índice va del 0 al 1]; sin embargo, vemos zonas como Amazonas con 0,3 o Condorcanqui con 0,1”, resalta.
RETOS Y OBSTÁCULOS
Seguir avanzando al mismo paso en la lucha contra la pobreza y no creer que por sola inercia el porcentaje va a descender representa uno de los mayores desafíos hasta el 2030.
“De aquí en adelante, cada reducción en un punto de la pobreza va a ser más difícil de conseguir. Debemos poner en la agenda del Gobierno nuevamente el tema de la pobreza”, afirma Ñopo.
Trivelli resalta que el sector privado tiene un gran rol como motor de esta lucha. “La centralización es un gran problema en el Perú y el área rural es normalmente la más afectada. Las empresas privadas, como las mineras, pueden llegar a áreas rurales alejadas e identificar cómo apalancar recursos en ese territorio para resolver los temas de escasez de esa zona específica”, señala.
Enfocando estos 13 años restantes para el 2030, en que la meta final, de acuerdo con el primer ODS de la ONU, es poner fin a la pobreza, la implementación de metas de corto, mediano y largo plazo funcionaría como la clave para superarla.
Las inversiones de corto plazo son los programas de ayuda inmediata (por ejemplo, Juntos y Pensión 65). Las de mediano y largo plazo deberían estar más enfocadas en la salud y la educación.
“Esto, además de reducir la pobreza, va a aumentar la competitividad”, detalla Ñopo.“La corrupción, la informalidad laboral, la salud y la educación son otros obstáculos que el Perú tendrá que afrontar de aquí al 2030”, afirma Trivelli.
MUJER Y ECONOMÍA
El quinto ODS de la Agenda 2030 se refiere a la igualdad de género (término a veces reemplazado por la palabra equidad). Empoderar a las mujeres y niñas peruanas, logrando la igualdad de género y disminuyendo su vulnerabilidad en la sociedad, es un punto clave resaltado por Sacasa.
“En el Perú, la pobreza aún tiene rostro de mujer. Si bien formamos la mitad de la población mundial, durante décadas se nos han negado derechos ligados a la educación o empleabilidad. Esto tiene que cambiar”, afirma Sacasa.
Al 2014, las mujeres peruanas ganaban en promedio 30% menos que los hombres (S/984 ante S/1.399) y el porcentaje de mujeres sin ingresos propios era 2,5 veces mayor que el de los hombres. Del grupo que sí laboraba, el 78,4% lo hacía en la informalidad.
(Este artículo fue publicado previamente en El Comercio)